
OVNIs 1973 Mansfield, Ohio incidente OVNI de Pascagoula
EL 3 de octubre de 1973 un teniente alguacil y cuatro guardabosques del Servicio de Parques de los Estados Unidos observaron con asombro evolucionar sobre Tupelo (Misisipí) un objeto con forma de plato, “poco más o menos del tamaño de una casa de dos habitaciones”, con faros giratorios rojos, verdes y amarillos. Dos semanas después, a 80 kilómetros al sur de Cleveland (Ohio), un helicóptero del Ejército norteamericano estuvo a punto de chocar en el aire con un aparato metálico de forma de cigarro, “exactamente igual a esos increíbles dibujos de OVNIS” (Objetos Voladores No Identificados).
Según declaró el piloto, capitán Lawrence Coyne, se vio precisado a descender rápida mente, y luego el aparato fue elevado por alguna fuerza misteriosa 600 metros hacia la nave no identificada. Los casos mencionados son sólo dos de cientos de informes sobre OVNIS, al parecer auténticos, que atiborraron los tableros de conmutadores telefónicos de la policía y de las agencias noticiosas de los Estados Unidos en el otoño de 1973. Los norteamericanos eran presa de una manía obsesiva de los OVNIS.
Platos voladores a la vista. Las referencias a, objetos voladores desconocidos obtuvieron por primera vez gran publicidad en los Estados Unidos cuando Kenneth Arnold, hombre de negocios que volaba en su avión particular cerca del monte Rainier, en el Estado de Washington, vio el 24 de junio de 1947 nueve objetos en forma de discos que se desplazaban a gran velocidad de una manera extraña, “como lo haría un platillo que se lanzara sobre la superficie del agua“. Un periodista que entrevistó a Arnold acuñó el término “plato volador” y en el mes siguiente llegaron de todos los Estados norteamericanos informes de personas que decían haber visto OVNIS.
Desde entonces se ha ido acumulando una extraordinaria cantidad de testimonios, según los cuales sería evidente que unos objetos sólidos, metálicos, inexplicables para la ciencia actual, violan nuestra atmósfera terrestre. Estos aparatos desconocidos aparecen en las pantallas de radar y en fotografías, perturbaban las trasmisiones de radio y televisión, detienen los motores de los automóviles, infunden pánico a los animales y producen extraños efectos fisiológicos en testigos próximos (incluso quemaduras de sol parálisis temporal y leve malestar de origen radiactivo).
Si “aterrizan dejan el follaje quemado tras despegar, provocan insólitos cambios químicos en el suelo y círculos chamuscados con huellas de trípodes en los campos de labranza”. El psicólogo David Saunders, de la Universidad de Colorado, ha compilado y clasificado en computadora cerca de 60.000 informes de testigos.
En su mayoría, estos testimonios no proceden al parecer de individuos desequilibrados ni de entusiastas crédulos, sino de personas que no tenían absolutamente ningún interés por los platos voladores hasta que vieron uno. Son gente sensata, de buena reputación, cuya declaración sobre cualquier otro asunto se aceptaría sin vacilaciones.
Como dijo el mayor general John Sarnford, ex director del servicio secreto de la Secretaría de Defensa de los Estados Unidos: “Se han recibido informes de observadores fidedignos sobre fenómenos relativamente increíbles“. Los testigos comienzan casi siempre suponiendo que ven objetos familiares: las luces intermitentes de una ambulancia o de un avión que vuela a poca altura. Sólo cuando ven que “eso” se ha detenido en el aire, que cambia de color y carece de alas, advierten que jamás han visto algo semejante. Por ejemplo, cuando Coyne lanzó su helicóptero en picado creyó que volaba hacia él en el cielo nocturno un caza de retropropulsión. “Pero aceptando que fuese un reactor me confesó “después, “las luces iban invertidas respecto al sistema internacional de luces de situación de naves, y volaba en un plano oblicuo en relación con el nuestro”.
Poco después de la aventura de Coyne, el senador Barry Goldwater, general de la reserva de la Fuerza Aérea, declaró a la prensa: “Nunca he visto un OVNI, pero cuando los pilotos del Ejército, de la Marina o de la aviación civil me aseguran haberse cruzado con algo que no era un avión, tengo que creerles“. “Seres de piel gris“.
La serie de informes relativos a los OVNIS comenzó la noche del 30 de agosto de 1973; entonces los habitantes de 22 pueblos del Estado de Georgia afirmaron haberlos visto. A principios de octubre me encontraba en Nueva York, preparando un documental de televisión sobre los OVNIS para la compañía National Broadcasting.
Mi escritorio estaba atestado de recortes de periódicos y telegramas, y en la pared un gran mapa de los Estados Unidos se erizaba de alfileres de colores a medida que marcábamos el lugar de las sucesivas apariciones. Nuestro principal asesor en ese documental era J. Allen Hynek, presidente de la junta del Departamento de Astronomía de la Universidad Northwester y director del Centro de Investigaciones Astronómicas de Lindheimer.
Hynek, que durante 17 años fue consejero de la Fuerza Aérea para asuntos de OVNIS y es una de las más distinguidas autoridades científicas norteamericanas en esa materia, acababa de llegar a Nueva York cuando los teletipos de la United Press International trasmitieron el siguiente mensaje: PASCAGOULA, MISISIPÍ: Dos OBREROS DE UN ASTILLERO QUE PRETENDEN HA BER SIDO IZADOS A BORDO DE UN OVNI, FUERON TRASLADADOS A UN HOSPITAL MILITAR EL VIERNES PASADO PARA COM PROBAR SI HABÍAN SUFRIDO RADIACIÓN.
Charles Hickson, de 45 años y Calvin Parker, de 19, relataron que al anochecer del jueves 11 de octubre, mientras pescaban en el río pascagoula, una extraña aeronave que emitía una luz azulosa descendió y se detuvo a unos 10 metros de ellos, pero sin tocar el suelo. Al ver salir del vehículo tres seres de piel gris, Parker se desmayó.
Pero Hickson declaró luego que lo habían inmovilizado. Lo “llevaron a bordo de la nave” y lo examinaron de pies a cabeza con algo que parecía una enorme célula fotoeléctrica. El sábado por la mañana viajaba yo en un avión rumbo a Misisipí en compañía de Hynek. Ambos nos dirigimos inmediatamente hacia Pascagoula, donde se encuentra el astillero de F. B. Walker e hijos, que empleaba a Hickson y a Parker. Hynek se reunió con James Harder, profesor de ingeniería civil de la Universidad de California y consejero de la Organización Investigadora de Fenómenos Aéreos, quien había llegado en avión esa mañana. Hacía ya 44 horas que Hickson y Parker habían declarado que los llevaron “flotando” hasta el OVNI. – ¿Cree usted esa historia? – pregunté al alguacil Fred Diamond.
Lo primero que pidieron fue que les hicieran una prueba con el detector de mentiras -repuso, y me miró fijamente-. Charles estaba muy alterado. Un hombre de 45 años no llora, a no ser que le haya ocurrido algo grave. En cuanto a Calvin, oí rezar al muchacho cuando creía que nadie le escuchaba. ¡Por supuesto que estaban aterrorizados! ¿Sin razón para dudar? Diamond me presentó con el detective Toro Huntley quien recalcó la profunda emoción que había sentido al oír una cinta magnetofónica grabada en la oficina del alguacil unas cuantas horas después del encuentro de los dos testigos con el OVNI. Mientras Harder trataba de comprobar la aventura de ambos mediante la evocación hipnótica, acompañé a Huntley a su oficina para escuchar la cinta. Percibí la tensión en la voz de Hickson mientras relataba su extraordinaria aventura. Luego dejaron solos a los dos, sin decirles que el magnetófono seguía funcionando. Al oírlos resultaba imposible no creer que algo espantoso les había ocurrido.
He aquí la transcripción de ese diálogo: PARKER: Tengo que ir a casa y acostarme, o llamar al médico… HICKSON: Jamás había visto algo semejante. No puedo creerlo, y nadie nos va a creer. PARKER (levantando la voz): Se me helaron los brazos y no podía moverme. Como si hubiera pisado una víbora de cascabel. HICKSON: Lo sé, hijo, lo sé perfectamente. Luego Hickson salió de la habitación y Parker se quedó solo. “Es difícil de creer murmuró. [Dios mío! Es terrible]! Sé que hay un Dios allá arriba “Comenzó a orar, pero en la cinta no se oye su plegaria. Más tarde, terminada la sesión de hipnotismo, vi a Hickson ya Parker.
Ambos parecían estar a punto de desmayarse. –Pienso en lo que habría ocurrido si nos hubieran llevado comentó Hickson con voz quebrada de emoción-. Ustedes habrían dragado el río, y nos habrían olvidado –movió la cabeza lentamente-. Yo he pasado noches en el campo de batalla peleando contra norcoreanos y chinos, y sé lo que es el miedo. Serví en Corea durante 20 meses y 16 días. Pero jamás vi en el rostro de un hombre el terror que reflejaba el de Calvin.
Cuando entramos en la repleta sala de conferencias, un funcionario de la compañía me dijo: Estos hombres son campesinos. Ninguno de ellos tiene suficiente imaginación para inventar patrañas, ni bastante astucia para tratar de engañarnos. Hynek inició la rueda de prensa con estas palabras: “No me cabe la menor duda de que estos hombres han vivido una experiencia muy real y espeluznante“. Luego Harder hizo la afirmación más audaz que he oído nunca a un científico: “La aventura que tuvieron fue ciertamente muy real. Es casi imposible fingir un fuerte sentimiento de terror en trance hipnótico. Yo he llegado a la conclusión de que nos encontramos ante un fenómeno extraterrestre. Lo puedo afirmar porque no encuentro razón para dudarlo“. El O de octubre sometieron a Hickson a una prueba con el aparato detector de mentiras. Scott Glasgow, que manejó el polígrafo concluyó: “Hickson decía la verdad al declarar: 1) que cree haber visto un vehículo espacial; 2) que lo llevaron a bordo de éste y 3) que cree haber visto tres seres espaciales”.
Puede haber, por supuesto, una explicación d este incidente que no tenga nada que ver con seres extraterrestres. Sin embargo, tras estudiar detenidamente el caso, mi escepticismo inicial ante el extraño relato de estos dos hombres recibió una fuerte sacudida. Observaciones frecuentes en todo el inundo. Según la última encuesta de Gallup en torno a los OVNIS, 15 millones de norteamericanos dicen haber visto alguno, y 51 % de la población adulta cree que existen. Si bien un gran porcentaje de los testimonios se puede atribuir a confusiones con objetos conocidos queda un número importa te sin explicación admisible.
Es decir, hubo apariciones que no eran aviones, ni menos bandadas de gansos migratorios, ni globos meteorológicos, ni Venus, ni aerolitos, ni emanaciones de los pantanos, intervenciones térmicas en la atmósfera, ni alucinaciones colectivas, ni bolsas de plástico iluminadas con velas. Hynek ha reunido (en los Estados Unidos solamente) 1474 informes auténticos sobre OVNIS, proporcionados en 1973. Y según James McDonald, que en vida fue físico principal del Instituto de Física Atmosférica y profesor de la Universidad de Arizona, estos informes son poco más o menos iguales en todo el mundo. Mientras los funcionarios de la mayoría de los países (probablemente por seguir el ejemplo de los Estados Unidos) tratan de hacer creer que los OVNIS son fenómenos naturales, los franceses han reconocido abiertamente su realidad.
La Gendarmerie Nationale (Guardia Nacional) tiene un registro de cada uno de los testimonios relativos a OVNIs, que luego comunica a las autoridades regionales. En Rusia, Felix Ziegel, del Instituto de Aviación de Moscú, declaró en 1967, en una conferencia sobre las “civilizaciones del espacio“: “Poseemos informes bien documentados procedentes de todos 10 confines de la Unión Soviética”. Es difícil creer que esas apariciones sean todas ilusiones ópticas.
Las ilusiones no quedan registradas con claridad en placas fotográficas ni en la pantalla del radar”. Una opinión contraria es la del finado Edward Condon, que fue catedrático de física de la Universidad de Colorado y director del estudio sobre OVNIS patrocinado por la Fuerza Aérea norteamericana y consignado en el Informe Condon, Basándose sobre todo en las conclusiones de su comisión (“Probablemente no se justificaría seguir estudiando extensamente los OVNIS con la esperanza de que progrese la ciencia en virtud de ese estudio“) la Fuerza Aérea norteamericana interrumpió en 1969 su investigación de este asunto. Condon me dijo un día: “Los OVNIS son un callejón sin salida; una pérdida de tiempo, Dios sabe cuántas veces un informe auténtico de la presencia de un OVNI ha resultado corresponder a una aparición del planeta Venus”.
En mi opinión, todas las apariciones sin explicación se pueden atribuir a deficiencias de observación. Acepto que haya ciertos fenómenos incomprensibles, pero recordemos que algunas personas todavía creen en los duendes”. . “Después del Informe Candan “declara Hynek, “los sabios dieron a los OVNIS un entierro decente, pero estos muertos salieron de su sepultura“. En cuanto a él, no ha abandonado nunca su serena investigación, y fundó un Centro de Estudios de OVNIS en Northfield (IlIinois).
Ha comunicado a funcionarios encargados de hacer cumplir las leyes, y a oficinas gubernamentales y comerciales, un número telefónico gratuito para que le tengan al corriente de cualquier novedad. Qué son los OVNIS y de dónde vienen, es todavía objeto de especulación, pero cada vez resulta más difícil no tenerlos en cuenta. Ha habido demasiados informes precisos y detallados de agentes de la policía, de peritos en radar y de pilotos profesionales, todos ellos adiestrados para observar con precisión.
Según el astronauta Gordon Cooper, “la gente ha divisado platos voladores a simple vista, y en muchos casos el radar comprobó tales observaciones; es ridículo decir que son completamente irreales“. Desde los días de Copérnico el hombre ha aprendido, no sin pena, que no es el centro de la creación. En realidad bien podríamos encontrarnos ahora en una región olvidada del espacio. La mayoría de los astrónomos están acordes en que nuestro Sol es de edad madura comparado con algunas estrellas de la segunda y la tercera generación, y en que muchos lugares de la galaxia pueden albergar seres cuya ciencia y tecnología estén mucho más adelantadas que las nuestras. ¿Por qué no podrían esos “seres” poseer medios de trasporte junto a los cuales nuestros vehículos espaciales parezcan tan primitivos como la carreta de bueyes?
ERICH VON DANIKEN, el conocido escritor y arqueólogo aficionado que durante años ha provocado acalorados debates en todo el mundo con sus populares libros (Oro de los dioses, Las carrozas de los dioses, Retorno a las estrellas), dio al READER’S DIGEST una explicación de la actual boga de los OVNIS tan inusitada como digna de tomar en cuenta: Las tripulaciones de los OVNIS tienen “apariencia humana según descripción “constante de los terrícolas que se han topado con ellas. Y son muy grandes, ciertamente, las probabilidades estadísticas de que haya razas humanoides en nuestra galaxia. Algún día, cuando la humanidad recorra el espacio, buscará también los lugares que más se parezcan a su planeta de origen. Ser inteligente significa “multiplicar el conocimiento”. Sostengo que todas las formas inteligentes de vida que hayan alcanzado el nivel tecnológico de los viajes por el espacio interestelar, en efecto realizan esos viajes. Extender el conocimiento más allá de los límites del planeta propio es una ley de la inteligencia. Ahora bien, viajar por el espacio interestelar no es algo que se pueda hacer “de paso por así decirlo (en cohetes de combustible líquido por ejemplo). “Las enormes distancias que separan a las estrellas sólo se pueden recorrer a velocidades rapidísimas. En cuanto una nave espacial alcance una velocidad cercana a la de la luz, se producirán variaciones entre el tiempo de la base de partida y el de la tripulación del cohete. Esta “dilatación del tiempo como se le llama en la jerga técnica, puede producir diferencias relativas de miles o cientos de miles de años entre la base y los tripulantes del cohete. La inteligencia que recorre el espacio se encuentra así ante un conflicto: ¿Cómo podría aumentarse el conocimiento si, al fin de la jornada espacial, no queda nadie vivo en el planeta de origen para explotar los resultados de la expedición? Sólo cabe una respuesta: ¡Hay que establecer avanzadas! Durante su viaje por el espacio, los seres procedentes de otra estrella se ven forzados a buscar continuamente nuevos sistemas solares y planetas que sean semejantes a su propio mundo natal. Después habrá que forjar los seres vivos “a su imagen y semejanza” (lo cual no se hará por arte de magia, considerando los actuales conocimientos de la genética). Como consecuencia de esas “avanzadas van apareciendo en el espacio”, y en el tiempo varios grupos con la misma inteligencia y capaces de “multiplicar el conocimiento”. Conclusión: las antiguas religiones y mitologías de este mundo sostienen que los dioses crearon a la humanidad “a su imagen y semejanza”. En este sentido, los tripulantes de los OVNIS son hermanos nuestros, pertenecientes al mismo grupo inteligente. No es simple coincidencia que busquen nuestro planeta: en alguna parte hay archivos exactos de los sistemas solares en que ha sido creada la inteligencia “a su imagen y semejanza”. –Erich von Diinikcn